La cultura maya es conocida en el mundo por sus impresionantes aportes al mundo, entre ellos, la astronomía y sus conocimientos al respecto. Sin duda, las enseñanzas de esta ancestral cultura han trascendido los años, tan es así que hasta la fecha, durante el equinoccio de primavera somos testigos del más impresionante hecho en una pirámide: Kukulkán (o Quetzalcóatl para los aztecas) baja hasta “reunirse” con los espectadores.
Así es, en la pirámide de Chichén Itzá o Templo de Kukulkán se observa la sombra de una serpiente que parece bajar mientras transcurre el día; es decir, gracias al movimiento del sol, las sombras generan el efecto de movimiento al proyectarse a lo largo de la escalera, únicamente en el equinoccio de la primavera y en el de otoño.
Esto habla de los estudios que los mayas tenían respecto a la astronomía y a la arquitectura, por lo que hicieron que su construcción principal en Chichén Itzá, es decir, la pirámide de Chichén Itzá o Castillo de Kukulkán dedicada a la serpiente emplumada, estuviera posicionada de tal manera que el sol generara el fenómeno dos veces al año.
Un poco de historia
La historia de la pirámide de Chichén Itzá, dedicada a Kukulkán yace en un tiempo en el que los guerreros toltecas de Tula llegaron a lo que hoy conocemos como Yucatán. Ahí vivían los mayas, una comunidad culta, pero poco preparada para la pelea, por lo que fueron blanco fácil de conquista. Así, en poco tiempo, adoptaron al dios principal como propio, Kukulkán, cuyo equivalente en la cultura azteca era Quetzalcóatl.
La adoración de la nueva deidad sumado a los estudios astronómicos que los mayas presumían, dieron como resultado un calendario conformado por 18 meses de 20 días cada uno y un mes con cinco días nada más, en conjunto daban 365 días. Este calendario solar era leído a la perfección por los sacerdotes y ellos determinaban los mejores días de la siembra, los de cosecha y las lluvias. Ellos dirigieron la construcción de la pirámide de Chichén Itzá, que al ser objeto del sol dos veces al año, genera un fenómeno único: Kukulkán baja por su templo.
¿Kukulkán y Quetzalcóatl son el mismo dios?
Por mucho tiempo se les ha comparado a ambas deidades, pues el parecido es impresionante; sin embargo, Quetzalcóatl es más similar a un dinosaurio, mientras que Kukulkán se parece a un dragón, de acuerdo con arqueólogos. Aún con ello, representan los mismos valores y virtudes para las culturas maya y azteca, como abundancia, buenas cosechas y sobre todo, bienestar para los que las conformaban.